viernes, 20 de abril de 2012

01,00

Eternidad, lo que pasa mientras no
te tengo.
Infinitud, lo que siento cuando te
tengo dentro.
Los meláncólicos de la imaginación
                                       respiramos:
aire de esperanza no fundamentada,historias inconfesables e imposibles,
miradas táctiles.

Yo sueño con las piernas abiertas,
no sea que el espiritu santo
me quiera inseminar.

En la dormiveglia la curva se hizo recta
y no lo pude evitar
el sueño, era realidad
                  de carne abyecta
y la infinitud, de mi ser se había de apoderar.

El vapor de los brazos del helecho,
recorría todo mi cuerpo,
me envenenaba la sangre de gozo y delirio,
Dios acababa de eyacular.