Mientras recupero las ganas de vivir,
Me apedrean tus recuerdos
Piedras
Dejé de follar porque para correrme tenía que pensar en ti. Pobres
aquellos a los que abrazaba y sonreía. En realidad los odiaba por no ser
tú y me odiaba por no ser capaz de depellejarme de ti.
Tu recuerdo es la peste.
Tu aliento de ponzoña, 'te quiero' de cianuro.
Algún día nombraré este dolor
Y dejaré de arrancarme la costra
Algun día me acostumbraré al dolor, la memoria cicatrizará, me perdonaré por haberte amado y acariciaré mi reflejo.
Porque no se olvida, se aprende a dejar de pensar.