No me creía capaz. Y lo hice.
"Vete, ya hablamos a la vuelta" y sí, volviste.
y abrí un lapso.
En el mutismo de mis sábanas te invocaba
sin rabia. Había serenidad. Por fin me escuchabas
no había retraso en tu respuesta.
porque ni estabas
ni te necesitaba
eras una ausencia amada
Me pregunto si acaso no estaba rezando.
No a ti, sino a mí.
Si tal vez, acaso por fin, los harapos con los que me he quedado después de tantas batallas perdidas
se pliegan sobre mí en una envoltura victoriosamente aislante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario