viernes, 17 de octubre de 2008

RELATO BREVE 2

Aquella bola sebosa e informe de textura granular pero de exquisito sabor cuando se succionaba su carne luchaba por sobrevivir. Los muros se le venían encima, la masa invertebrada se convertía en nada, en placer para su agresor.

Segregaciones bucales harían de esta croqueta de jamón, un cadáver exquisito.

Pero antes de morir recordó toda su vida, esta se remontaba tres días atrás, que en lo que suele durar la vida de una croqueta como todos sabemos es más que mucho. Tres días, cargados de experiencias, de amor, de viajes, de climas fríos, casi bajo cero a otros tan cálidos que superaban la ebullición de las aguas oleo-asertenadas donde todas fueron bañadas.

La particularidad de esta en concreto, es que fue algo más que el resto. En la boca que la aniquilaba despidió un sabor dulce, que no se correspondía con lo corriente, hasta se podría decir que sabía a fruta.

Y es que Croqueta, nunca pensó que podría llegar a conocer a alquien que nunca debería estar predestinada a conocer, pero las manos de un bebé hicieron posible el milagro, acercando al sugus de cereza hasta la nevera donde la croqueta vivía su fría pubertad de masa.

Su cuerpo era anguloso, y su indumentaria poco más que llamativa. En la nevera se podían ver todo tipo de criaturas, pero las que menos iban vestidas de un fieltro transparente que las recogía con vida. El resto de seres iban desnudos, Este, su amor, iba encorsetado en un traje de que remarcaba sus cuatro vértices. Sólo había un problema, nunca debería estar ahí, su medio no era tan frio, las manos del infante que lo portaron desde el salón eran las artífices de semejante asesinato.

Pero la curvilínea croqueta que tenía todos los elementos que la componían frescos y delirantes, no tardó en desnudar y envolver con su flexible cuerpo a Don Sugus para que así no pasara frío.

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