domingo, marzo 16, 2008
Ayer, de hecho, pensaba que tal vez yo no sería yo con una vida normal sin momentos de éxtasis y de hundimento. Y que tal vez los días, las tardes o noches, pletóricas de felicidad y de perfección que vivo algunas veces, merezcan los momentos antagónicos a los que soy capaz de pasar en segundos. Y que sea todo ello, ese conjunto de cargas energéticas contrarias constantes lo que hacen que sienta eso que llaman fuerza vital.. Porque cuando la carga es negativa, la positiva no viene poco a poco sino como un huracán que todo lo llena y toda me cambia. Y como leía hoy "no creí que un hueco pudiera desbordarse" lo que puedo aplicarme tanto a los mínimos como a la tormentas de euforia e histericismo hedonista.
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